Cualquier noche podría salir el sol en el huerto de la Casa del Oso. Como en la canción de Sisa, todos son bienvenidos, niños y grandes, a un jardín insólito, crecido en pocos años, en medio del caos urbanístico del Cabanyal que linda con la mar. Pasad, pasad, no tengáis miedo, a un espacio alucinante que trata de sobrevivir al abandono. Los restos del fantasmal poblado marinero de El Clot, que ahora es jardín botánico y lúdico para un bien número de colectivos, activistas ciudadanos que buscan soluciones del día a día, sin esperar ayudas. Un pequeño milagro de movilización cívica, solidaria y práctica, en medio del caos y estrés urbano de los barrios, y la lentitud administrativa.
Los hombres y mujeres de Cabanyal Horta se pusieron a la obra hace ahora exactamente tres años, y de un erial abandonado, han diseñado un huerto surrealista y alegre en el que conviven los macizos de flores con las matas de berenjenas y tomateras. Un huerto urbano que además es botánico, donde crecen u medran alegres las plantas aromáticas, como el romero, la albahaca, el tomillo, la hierbabuena y la hierba Luisa. Un jardín de senderos, restos visibles del viejo poblado, en el que ya se ven las margaritas blancas y los rojos hibiscos, y también jóvenes olivos, higueras y pinos. Parece un sueño este lugar, que se llama así porque en el desmochado balcón de su fachada cuelga un osito de peluche solitario que gusta mucho a los niños y niñas del barrio.
En la Casa del Oso hay movimiento sin cesar. Una mañana te ves a personas inclinando el espinazo con las azadas, en ocasiones, un fotógrafo, observador de aves, pasea taciturno; un grupo de infantes con problemas aprende, junto a sus monitores, las artes del cultivo de flores. Los chicos y chicas plantan sus semillas y cuidan su jardín personalizado. También hay movidas para adultos. Encuentros alternativos de colectivos, conciencias con el entorno y solidarios con los movimientos sociales. En este ecohuerto y bajo un sombreado porche, se puede disfrutar de encuentros gastronómicos, en los que el famoso dj alternativo Crazy, pone su música sementera; o ver como un grupo de activistas mantiene un dialogo vía satélite con colectivos campesinos colombianos en lucha por sus derechos; mujeres de la zona celebran un curso de ganchillo...
En la Casa del Oso comienza el viaje astral de la regeneración social y ecológica, muy lejos de la palabrería política, hacia lo que podría ser el esquema de una sociedad nueva, solidaria y respetuosa con el medio. Mientras en el Cabanyal se vive un proceso salvaje de destrucción del antiguo tejido humano, desalojando de sus alquileres a viejos luchadores, macabra recompensa a sus afanes en la defensa del barrio, la Casa del Oso y sus protagonistas van a contracorriente y su actividad es un chorro de esperanza; un pedazo de hermosa utopía libertaria.
Abelardo Muñoz para Cartelera Turia